miércoles, 2 de septiembre de 2015

Llegada a China 2.



Bien, voy a saltar en el tiempo y regresar al presente. El tiempo pasó demasiado rápido la última semana y el viaje me golpeó de pronto y así como si nada ya me encuentro en China una vez más. Todo lo que pasó en la última semana fue un revoltijo de sentimientos que sólo se iban hacia un lado: la nostalgia. Sí, es lo que quiero. Sí, es lo que me gusta. Sí, estoy feliz por ello. Pero... de repente cayó como rayo la sensación de completa soledad, sabiendo que esta vez sí iba a estar solo por algún tiempo. Que aunque me supiera mover sin problemas en China, ahora lo tendría que hacer todo solo. Eso hace que esta vez en particular sea muy diferente.

Para llegar a la ciudad de Hangzhou, donde residiré durante la duración de la beca, tuve que hacer 3 paradas. La primer parada fue la ciudad de San Francisco. Tuve la fortuna de encontrar un vuelo muy barato para llegar a China, el único "pero" fue que tendría que quedarme 20 horas en San Francisco. Esto quedaría muy bien ya que podría conocer una de las ciudades más populares de Estados Unidos. También tuve la fortuna de tener una conocida que pudiera darme hospedaje y tour durante mi estancia allá, por lo tanto mis costos serían mínimos en el departamento de hospedaje y por ello estoy enormemente agradecido.

El primer recuerdo que yo tengo de San Francisco desde niño es lo que nos enseñan en "Papá por siempre" (Mrs. Doubtfire), película protagonizada por Robin Williams. Y  aunque único que muestran son las calles empinadas y el tren que va por las calles, eso es suficiente para recordar la ciudad. Eso no lo es todo en San Francisco, en realidad la ciudad es bastante más grande de lo que yo pensaba, muchísima gente había ese día que yo estuve ahí. En todos lados hay mucha gente, siempre. En San Francisco pude conocer el Pierre 39, Golden Gate, Lombard Street (la calle empinada), Castro Street (el barrio gay), pasar por el Candlestick park (antiguo estadio de los 49´s de San Francisco) y por Sillicon Valley (justo por donde está Facebook). Y sin olvidar que pude comer una de esas hamburguesas atascadas que sólo puedes encontrar en Estados Unidos. 

La segunda escala fue en Seattle, el vuelo salía al cuarto para las 7, entonces estaba en el aeropuerto a las 3 y media de la mañana. Le ayudé a un par de chinos que no podían explicar a la señorita de la aerolínea unas cosas y ya me metí a las salas de espera. Es engorroso pasar por los filtros de seguridad, pero si lo haces con tiempo no hay mucho problema. Los dos vuelos que hasta ahora llevaría, habían sido bastante placenteros, ambos habían llegado antes de lo previsto, el único pero es que ya te cobran la comida, y por lo menos en el primer vuelo sí tuve que aguantarme el hambre un rato. Ya en el aeropuerto de Seattle hice mi primer burrada. Me salí de las salas de espera para ir por mi maleta (que la señorita que hizo mi registro para el vuelo me dijo que tenía que cambiar mi maleta en Seattle) y cuando fue pasando el tiempo y mi maleta no salía, una persona de la aerolínea me dijo que como iba de paso, la maleta directamente pasaba al siguiente vuelo. Ahí voy otra vez a pasar seguridad y no tenía la necesidad de haberme salido en primer lugar... 

Llegué sin problemas y con buen tiempo a la siguiente sala de espera que era la última para agarrar el vuelo que me traería a China. Las aerolíneas chinas que hacen vuelos transatlánticos no me gustan. Son bastante incómodos y el interior de los aviones ya están inservibles algunas cosas. La pantalla que le tocaba a mi asiento no servía bien y tuve problemas para agarrarle el modo para usarlo. Este vuelo tuvo mucha turbulencia y la comida fue de regular a mala. Pero como dicen: una mala noche, pasa.

Llegar a Shanghai fue darme cuenta de que toda China es igual. En el sentido que la gente, en su mayoría, se comporta igual en una ciudad grande o en una pequeña. No existen las filas, todo parece un desorden, se gritan para todo, te empujan... Tuve que agarrar un camión para llegar a Hangzhou que sale a un costado del aeropuerto por una módica cantidad de 110 kuais y un viaje extra de 3 horas. Iba ya podrido en ese camión, el calor me estaba matando y la falta de sueño hizo lo suyo también.  Ahora ya sabía que nadie me esperaba, así que no fue tanta la odisea como la primera vez (¡por fin!).

Si me hubieran dicho que llegué de nuevo a Xi´an y no a Hangzhou, se las creo. Eran casi las 9 de la noche cuando llegué y me pareció que era igual. Los olores, las vistas, la gente, los puestos de comida... Todo me pareció igual, o será que ya estoy curado de espanto... Llegué en taxi a las 930 al campus de Zijingang de la Universidad de Zhejiang(浙大紫金港校区), me registré, me quitaron 400 kuais para el depósito del cuarto, me metí a la regadera y después a la cama. De nuevo con la sensación de que, durante algún tiempo por lo menos, estaría solo.