El primer viaje nos prepararía para el resto: 34 horas de viaje en asiento en dos trenes con 6 horas de descanso entre ambos. En el descanso en la ciudad de Xi Ning la gran sorpresa fue que vimos al señor Phil esperándonos en la estación del tren, había conseguido un avión y otro tren ¡con cama! Nada que resaltar en el trayecto, sólo que al llegar a la altiplanicie tibetana, te dan aviso que has llegado a tal lugar y te dan una pequeña introducción de la fauna del lugar. En dicho anuncio hacen referencia a los "burros salvajes" del Tíbet diciendo lo siguiente: "Wild asses". Humor chino en inglés.
Boletos de tren y planeación de los 8 días |
Trayecto recorrido de Xi´an a Lasa |
Al llegar a Lasa se comienza a escuchar una canción de fondo: 回到拉萨 (De regreso a Lasa). Esta canción comienza místicamente y entras en una especie de trance, en el tren solamente escuchas la primera parte, el resto de la canción no la ponen. Eso de las guitarras rockeronas no van con el budismo, ¿no creen? (Acá la canción https://www.youtube.com/watch?v=AcYtDDcf5lA)
Llegamos aproximadamente a las 11 de la noche del 7 de julio, nos esperaba un policía para inspeccionar que íbamos de buena fe, con pasaporte y el plan contratado en mano. Salimos por fin a la plaza de la estación y nos esperaba nuestra guía con unas bufandas de color blanco para darnos la bienvenida.
Lasa se encuentra a 3650 msnm, el subir escaleras o caminar mucho tiempo puede ser algo difícil los primeros dos días. La comida a esas horas es imposible de encontrar en las cercanías de nuestro hotel así que tuvimos que conformarnos con saber que ya podíamos dormir en una cama separados uno de los otros.
El primer día lo empezamos buscando algo de comer, siempre el llegar a una ciudad nueva es comenzar con el mismo problema: no conozco nada y no sé a dónde ir. Terminamos en un resturante que estaba medio abriendo y lo único que nos pudieron dar fue un recipiente de unicel con fideos y salsa de tomate.
Vista desde la ventana del restaurante. |
Seguido de comprar el pre-boleto, fuimos al Templo de Jokhang. En el camino hacia el templo uno ya podía vislumbrar un poco de lo que se trata uno de los puntos místicos del planeta. La sensación que yo tuve de la gente que camina y está en la calle, el olor tan específico de la ciudad, hasta el color de las cosas a esa altura era muy especial. Entramos a un lugar tan nuevo, tan lejos y tan desconocido; pero a la vez me pasó que parecía conocido. Fue como una conexión instantánea a Zacapoaxtla, Puebla, a San Juan Chamula-San Cristóbal de las Casas, Chiapas y pensé que así podrían ser cientos de lugares en Ecuador, Chile, Bolivia, Perú... El color de la piel entre ellos y el mío no era muy diferente, el cabello tampoco y así encontrar varias similitudes entre dos pueblos que no han tenido contacto de ningún tipo.
Paso hacia el Palacio Podala |
El olor de este, y de la mayoría de los templos que visitamos, es de mantequilla. Resulta que la cera que utilizan para encender los lugares están hechos a base de mantequilla de yak. Mientras caminas y ves el lugar semioscuro, encuentras estatuas, pinturas y en la parte trasera el Templo, donde es el punto principal se encuentra una estatua de Buda. Te topas con una de las primeras paredes de sensaciones en el viaje: escuchar a la gente rezar, oler la cera derretida, ver con poca luz todo tu alrededor, todo te provoca una sensación que te hace pensar que estás en el ombligo del universo.
Ya afuera del templo, la gente se arremolinaba para rezar en dos torres llenas de pañuelos de colores, o meter hierbas de algún tipo en dos hornos.
Señora rezando. |
Los dos hornos fuera del Templo Jokhang |
Patio interior del Templo Jokhang |
En un patio del Monasterio estaban algunos monjes tomando clases, discutiendo en grupos de 3, 5 o más. Aquellas discusiones, aunque incomprensibles, se veían acaloradas ya que quien estaba guiando el debate aprobaba o desaprobaba lo comentado por sus pupilos aplaudiéndoles y gritándoles. Al paso de un rato, nos informaban que estábamos de suerte ya que había llegado quien dirige el Monasterio y había convocado a comenzar a recitar mantras. La resonancia de la voz de aquel monje era impresionante, la voz era muy grave y se escuchaba en todos lados y todos los demás sentados a su alrededor lo acompañaban recitando mantras.
Clases de aplausos |
Mantras |
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