domingo, 16 de agosto de 2015

No andaba muerto, andaba de viaje.

Hola a todos. Hace dos años que no había ingresado a mi pequeña creación de darle un pequeño vistazo a lo que es China. Hoy me siento con la responsabilidad de seguir haciéndolo, es muy difícil mantener una disciplina en cualquier aspecto de la vida, recuerdo que al finalizar mi primera estancia en Xi´an simplemente me dejé llevar por la desidia y dejé de escribir.

La parte final de mi estancia fue algo turbulenta, cansada, de miles de kilometros y de aguantar vara lo mejor posible. Eso también influyó en mi decisión de dejar esto de lado, pero voy a hacer lo posible para entrar de nuevo en disciplina.

En estos dos años que han trancurrido de mi regreso a México, de nuevo y como siempre, he pasado de todo: relaciones, trabajo, nuevos miembros en la familia, bodas, desveladas, preocupaciones... Todo ha ayudado a que crezca y vea opciones por las que pueda recorrer mi camino.
Hoy me veo de nuevo en el punto de partida, empezar de nuevo las despedidas, los nervios de algo nuevo, las ansias de conocer, el miedo de dejar atrás y todas las sensaciones que se puedan imaginar en un tiempo tan corto como una hora o un día...

Antes de continuar el viaje, quisiera hacer una revisión a mi última parte de mi estancia en China, el último mes de aquella vez tuve la gran oportunidad de viajar por el sur de China y quisiera rememorar todo eso. El recorrido fue devastador, pero muy enriquecedor.

El primer punto fue la mística y acogedora Lasa (拉萨 o como comúnmente lo conocemos: Tíbet...).

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