Después de 11 horas y muchas
películas chinas RARAS (entre ellas dos de Jackie Chan 成龙), llegamos
por fin a las maravillosas 3 de la mañana a la ciudad de Nanjing. Nosotros, dos
mexicanos, en medio de la nada, en una ciudad desconocida y rodeados de puros
chinos, nos dimos a la tarea de encontrar nuestro hostal.
Llegamos en taxi a nuestro hostal
que resultó estar dentro de un complejo habitacional, bastante difícil de
ubicar para el taxista pero llegamos, ahí a las 4 de la mañana en Nanjing dormimos
un rato para empezar la aventura por una de las ciudades con mayor historia de
China.
Como buenos viajeros, estábamos
dispuestos a todo no importando las inclemencias del tiempo, aún era febrero
así que todo podía pasar, y vaya que pasó... Empezamos yendo al barrio viejo de
Nanjing, en donde se encuentra uno de los Templos de Confucio, comí comida
típica (mini cangrejos fritos), fuimos a un parque rodeado de un lago... todo
esto bajo una lluvia imparable y un viento digno de recordarse. No había manera
para no empaparse, pero lo mejor estaba por venir, ya había oscurecido y empezó
a enfriar, lo que provocó granizo y lo que pronto se convirtió en aguanieve y
que eventualmente nieve...
En menos de media hora estaba
nevando fortísimo y nosotros ahí, en la calle, caminando. Llegamos a
refugiarnos al hostal pasadas las 10 y cenar algo ahí. Mientras platicábamos
Ricardo y yo vimos como varios chinos se acercaban a una chica de cabello rubio
y le pedían que se sacara fotos con ellos, después ella desde lejos nos habló
en ¡español! (¿Qué? ¿otra vez español en el viaje?). Resulta que es venezolana
y estaba en Nanjing para estudiar un semestre. Quedamos en salir el siguiente
día hacia la Montaña Púrpura, lugar dónde se encuentra el mausoleo de Sun Yat
Sen.
La nevada continuó toda la noche y
al día siguiente ¡estábamos en una ciudad (china) nevada! Pudimos jugar con
nieve durante todo el trayecto, es realmente divertido. Fuimos a visitar el
mausoleo, una pagoda y el resto del tiempo era chacolotear por ahí en la nieve. También fuimos al museo conmemorativo de la masacre de Nanjing, un lugar muy solemne que despierta muchos sentimientos sobre lo que significa la guerra y la crueldad. Además de un orgullo nacional frente a los japoneses que siempre se ha manifestado, a veces, de forma bastante violenta tanto en palabras como en actitudes.
Terminamos comiendo una hamburguesa y una pizza (por eso de que hace años que
no lo hacíamos propiamente). Y de regreso al hostal pasamos por el fesitval de lámparas en una de las calles cercanas a nuestro cuarto cerca de la muralla de la ciudad; sin embargo, era ya un poco tarde por lo que no pudimos ver completamente la calle iluminada, pero sirvió para conocer un poco más las cualidades de mi cámara =P.
Regresamos al hostal para descansar y preparar
nuestras cosas porque al día siguiente nos esperaba Suzhou...
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