Para ir a Shanghai tomamos el tren
bala desde Hangzhou, este tren tuvo una velocidad máxima de 260 km/hr e hicimos
una hora de trayecto entre amas estaciones. Yo en ese momento no me sentía
demasiado bien, aún seguía teniendo una gripa terrible, sin embargo disfruté
del viaje bastante. La velocidad no la sientes a excepción de cuando al lado
pasa otro tren, ahí es cuando sientes vibraciones muy fuertes (tipo
turbulencia).
Llegamos a la terminal alrededor de
las 2 pm, la terminal recibe gente de todos lados, ya que al mismo tiempo que
es para el tren, lo es también para uno de los dos aeropuertos internacionales
de esta ciudad, además de estar comunicada con camiones y metro.
Lo que hicimos fue tomar el metro
hasta 南京路(Nan Jing Lu, una de las calles más famosas de
Shanghai) donde muy cerca se encontraba nuestro hostal. Nos perdimos porque
nunca supimos hacia dónde agarrar una vez que salimos del metro.
Shanghai es una ciudad dividida por
un río, donde del lado Este se encuentra el centro financiero de Shanghai. A
esta zona se le conoce como el Bund, de noche es muy concurrido por su
espectacular juego de luces de todos los edificios que ahí se encuentran. No
está por demás decir que fuimos unas 5 veces a diferentes horas y en distintos
climas.
Además esta ciudad es la más occidental
que he encontrado en China; los edificios, la gente (tanto chinos con sus
estilos occidentales y los miles de extranjeros que viven o pasean aquí), los
restaurantes, el tráfico, la publicidad... En fin, es una ciudad digna del
nombre de "Metrópoli".
También en Shanghai comimos desde
cosas muy buenas hasta cosas prácticamente insalubres y costosas; la ciudad es
cara pero si buscas lo suficiente puedes encontrar algo que se acomode a tu
presupuesto si este es algo limitado. Tuvimos la "fortuna" de saber
de un restaurante mexicano que por 60 kuais te daban una orden de 3 tacos al
pastor (¡por fin!), sin embargo fuimos dos días seguidos y ¡los desgraciados
habían decidido cerrar esa temporada! Nos tuvimos que conformar con fideos (muy
buenos) y comida coreana.
Paseamos por la parte de la Concesión
Francesa (a finales del siglo XIX varios países europeos se quedaron con
puertos de la China imperial) y es hogar de uno de los barrios donde más dinero
circula en todo el mundo y también inició el Partido Comunista Chino, también
fuimos a la Ciudad Antigua, el Museo de Arte Contemporáneo (que estaba cerrado,
pero pudimos entrar a otro con una exposición de artistas chinos). No pudimos
ir al mercado de cosas piratas, al lado Este del río (conocido como 浦东区Pudongqu) ni
subir la torre de la Perla, no solo por la falta de tiempo sino porque tampoco
era de nuestro real interés ir a estos lugares.
En uno de los días que estuvimos en
Shanghai fuimos a abastecernos de cosas occidentales tales como queso, yogurt,
pan, bebidas que son difíciles de encontrar en Xi´an. También fuimos a saludar
al cónsul mexicano, lo conocí en una etapa previa de mi vida (todo mamón yo =P).
Shanghai es una ciudad llena de
vida, pero sin dudas no es China. La única diferencia, creo yo, entre Shanghai
y otras ciudades importantes en el mundo es solamente la cantidad de chinos que
habitan en esa ciudad.
Regresamos en avión muy temprano (7
am) a nuestra querida y apestosa Xi´an acabando así y de manera definitiva, las
vacaciones de dos meses que teníamos. Regresamos justo para el inicio de clases
el siguiente lunes (3 de marzo) y con la sorpresa de encontrar con vida de
nuevo al dormitorio con gente traída de muchos lugares.
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