Llegamos a las 9 de la noche a
Hangzhou y como siempre sucede en las terminales de pasajeros, afuera te están
esperando una flota de taxistas (que además se quieren aprovechar de tu
condición de extranjero y el que no sabes chino). Nosotros hartos de esta situación
caminamos hacia la estación de metro más cercana solo para darnos cuenta que
¡estaba cerrado ya! ¡llevaba media hora cerrado! No lo podíamos creer.
Tuvimos que salir a encontrar un
taxi, lejos de los buitres que nos acechaban en la terminal. De camino al
hostal pudimos ver un poco de lo que se trataba Hangzhou, en parte a que
llegamos a una terminal muy lejos de nuestro hostal. La primera impresión de
esta ciudad era que nos encontrábamos ante una ciudad de dinero, dio la
casualidad que pasamos frente a dos concesionarias de Ferrari y una de Porsche.
Los restaurantes, bares y hoteles se veían de mucha mejor presentación de todo
lo que habíamos visto antes.
Nuestro hostal estaba prácticamente enfrente del Lago del Oeste (西湖 Xi hu) y rodeado de varias colinas
ideales para recorrer en bicicleta... Esa misma noche lavamos la ropa que
teníamos acumulada, a este punto del viaje ya llevábamos más de una semana
viajando y no nos iba a aguantar toda la ropa hasta nuestro regreso a la universidad.
Cenamos un platillo chino no muy bueno ahí mismo y nos quedamos a dormir para
empezar el siguiente día desde temprano.
Nos levantamos decididos para rentar
unas bicicletas y recorrer las colinas, sin embargo era complicado rentarlas
(tienen un sistema parecido al de Ecobici) por lo que tuvimos que aventurarnos
en los camiones. Pero primero pasamos a un punto de venta de boletos para tren
para irnos a Shanghai en 2 días, nos habían dicho en el hostal que era muy
sencillo y siempre había lugares, incluso lo más fácil era conseguir un boleto
en el tren bala ya que era económico y bastante rápido. Y eso terminamos
haciendo. Por primera vez nos subiríamos al tren bala (¡emoción!).
Agarramos el primer camión que
veíamos que llegaría a algún lado y terminamos en algún lugar... Terminamos en
la Universidad de Artes de Hangzhou, a este punto del camino sin nada en el
estómago tuvimos que encontrar comida urgentemente, pero eso no sería problema
estando a los alrededores de una universidad.
Caminando por afuera de la
universidad, uno se da cuenta de la diferencia del ambiente. Todo era muy
diferente, se sentía no chino. En fin, comimos ahí en una pequeña fonda y
regresamos el camino andado para entrar a una de las pagodas más bonitas que he
visitado, la de las 6 armonías (六和塔Liu He Ta).
Esta pagoda en particular tenía un
ambiente muy tranquilo y soberbio: los jardines, los pozos y una pequeña
montaña para caminar, te podías perder por ahí todo el día si quisieras. Pero
nosotros no teníamos tanto tiempo, seguimos nuestro recorrido hacia el otro
lado del lago solo para encontrar una tienda de víveres muy famosa y en la que
nos dimos el gusto de comprar cosas que hacía mucho tiempo que no comíamos:
yogurt, papas, una baguette y Ricardo se llevo la nota mamila con su agua
Perrier de 20 kuais.
Acto seguido caminamos hacia la
orilla del lago, comimos lo comprado y junto a decenas de chinos, vimos el
atardecer. Después emprendimos camino hacia el hostal caminando mientras
veíamos como poco a poco se iluminaba todo alrededor del lago. Sin duda fue una
gran vista.
Para mi mala suerte, el clima estaba
muy raro: Bajo el sol podía haber 17 grados pero en la sombra bajaba de 3 a 4
grados y había viento, por lo que sudabas y te enfriabas rápido, eso me afecto
y terminé por enfermarme para el resto del viaje, cosa que sería perjudicial
para conocer la vida nocturna como se debe.
En el segundo día desayunamos en el
hostal y partimos hacia el templo Lingyin (灵隐寺). Este
templo es de los más impresionantes a los que he ido, la cantidad de gente es
de admirar y en general la zona es muy
bella. Tiene una pequeña colina para escalar, donde los caminos que tomes te
llevan de paseo por buenas vistas , debajo de la colina hay unas grutas con imágenes
de Buda y al lado está la pagoda. Inmensa.
Mucha gente encendiendo incienso y
orando hacia los 4 puntos cardinales (en cada punto había un recinto), estatuas
majestuosas y se podía respirar un ambiente mezclado entre misticismo con la idiosincrasia
china.
Terminamos de visitar la pagoda,
fuimos de regreso a comprar más baguette, queso y bebidas para comer en el
lago; para este momento yo estaba" volando" en fiebre. Así que
terminando la comida en el lago, me fui de regreso al hostal mientras Ricardo
se perdió del otro lado (sí, literalmente se perdió). Esa noche fue de reposo
para mí.
Al día siguiente nos levantamos a
desayunar en el mismo hostal, estuvimos unos cuantas horas ahí, esperando la
hora de irnos a la estación de trenes de la ciudad para partir hacia nuestra última
parada del viaje: Shanghai.
HOLAZA QUE TAL?
ResponderEliminarAunque no tengo el gusto de conocerte, se que eres muy valiente.
Espero pronto estes con los tuyos. saludos
PD. Son geniales tus fotos
ATTE Colega de PMarquezL : Gabriela Mtz